Desde que Huerta Niño empezó, en 1999, ha crecido con los años. Desde las primeras escuelas, hoy seguimos acompañando a escuelas rurales y a sus proyectos de huerta, pero también a escuelas urbanas, de todos los niveles: primarias, secundarias y jardines de infantes.

En los últimos años, hemos acompañado especialmente a los jardines de infantes, con la creencia de que tener contacto con la naturaleza, con la educación ambiental y con el bienestar nutricional desde la más temprana edad son fundamentales. Un espacio de huerta resulta una herramienta importante para que esos niños y niñas, desde la primera etapa de su crecimiento, tengan una mejor nutrición, más sana y completa, lo que también mejora su desarrollo y sus habilidades cognitivas.

Una huerta es un espacio de aprendizaje para que los niños aprendan de manera didáctica, a través de la práctica, en especial para los niños en nivel inicial.

Este mes queremos compartirles los avances que nos muestran en el gran proyecto del Jardín Materno Infantil “Cangurito” de Formosa, un proyecto que empezó en la escuela, pero que se ha replicado en los hogares de muchas de las familias.

Jardín Materno Infantil “Cangurito” – Villafañe, Formosa

A este jardín materno infantil ubicado en la Provincia de Formosa, en la localidad de Pirané, Villafañe asisten 136 niños y niñas, entre su jardín y el maternal. En la misma institución, hay una escuela primaria, a la que asisten 69 alumnos.

La directora Magdalena Pfäfflin y la maestra de huerta Marisa Parra están muy comprometidas con el proyecto, al que destacan por su importancia para: “Ofrecer a los habitantes de esta comunidad una alimentación sana, de calidad, libre de agroquímicos”.

Además de su trabajo, cuentan con el apoyo de Ramón Salas, técnico del INTA de la zona.

También nos compartieron su última cosecha: están muy contentos porque cosecharon mandioca, zapallito, cebollita, lechuga y perejil. Todo lo cosechado es destinado al comedor escolar, que brinda tres comidas al día: desayuno, almuerzo, merienda.

Todos los alumnos del jardín de infantes participan de la huerta cada semana, en distintas actividades.

Además, para la escuela es muy importante poder fomentar prácticas agroecológicas y por eso, también cuentan con una abonera con lombrices coloradas, donde producen compost reciclando los desechos orgánicos.

Otro aspecto importante para la escuela, era: incorporar el hábito de consumir verduras crudas y cocinadas diariamente en el niño y toda su familia, incorporando el hábito de poseer una huerta familiar»

Por eso, para la comunidad era muy importante poder replicar el proyecto y las familias de los alumnos, en su mayoría, también tienen huerta en sus casas, donde los niños y niñas también aplican todo lo aprendido en la escuela. Están muy concientizados de los hábitos alimenticios y de cómo mejorarlos.

¡Este proyecto de huerta sigue creciendo y está muy activo, gracias a toda la comunidad!